viernes, 30 de mayo de 2014

De las matemáticas a la física absurda (3)


Y para postre una especulación más cogida por los pelos si cabe… Todo lo anterior me hace considerar que realmente no haya un colapso más allá de cierto límite y la masa de un agujero negro no llegue nunca a sobrepasar el horizonte de sucesos, sino que se quede en él o deformando el espacio-tiempo interior sin llegar a colapsar hacia una singularidad. El punto de vista actual de una singularidad en el centro y vacío entre ésta y el horizonte de sucesos se vería drásticamente alterado hacia algo creo que más realista.

Otra posibilidad podría ser que el espacio tiempo se deformara hasta hacer parecer que el mismo desaparece en el interior del horizonte, algo parecido a lo que vimos al principio de este tema con la expresión del dominio de una función. Digamos que el dominio o existencia del espacio tiempo dejaría de incluir lo que hubiera en el interior del horizonte. Pero eso no quiere decir que haya una singularidad como tal. Y volviendo a lo que expuse, al intercambiarse las características de las dimensiones espaciales como temporales y viceversa, tendríamos algo curioso. Como ya dije, el espacio tiempo de Minkowski expresa la componente temporal como en el eje imaginario. Reuniendo todos estos puntos, llegaríamos a algo similar a lo que conté hace tres entradas sobre la expresión única de círculos e hipérbolas.

Mi propuesta, aunque no he estrujado la idea hasta sacarle todo el jugo, es que la concepción de espacio tiempo al atravesar el horizonte de sucesos de un agujero negro varía de la forma que se acepta convencionalmente. Siempre he leído, escuchado, etc., que la Relatividad General empieza a encontrarse con problemas cuando llegamos a la singularidad, pero mi interpretación es que es mucho antes cuando hay que plantearse el cambio de decorado. Tal vez la visión convencional sea una extrapolación de las propiedades en el exterior, que realmente no exista. Siempre he tenido la idea que al igual que una interpolación es fácil de controlar y es más complicado que ofrezca resultados inesperadamente desagradables, con las extrapolaciones hay que andar mucho más con pies de plomo.

Y volviendo a mi especulación infundada, una posibilidad de evitar singularidades y demás guarrerías sería ese cambio que he descrito de propiedades del espacio tiempo con componentes complejas y que cambiaría también la forma de actuar con la materia y energía.

No creo que nadie se haya atrevido a seguirme hasta aquí, pero si se diera el caso deseo que el cerebro no se os haya fundido. Por eso voy a dar una recomendación. En serio, deja de leer esto si no quieres perder tu salud mental y, lo que es peor, volverte como yo…


miércoles, 28 de mayo de 2014

De las matemáticas a la física absurda (2)




Continuaré con un experimento mental que muy probablemente contenga fallos de razonamiento, como de costumbre. Imaginemos un observador puntual que está en caída libre en las cercanías de un agujero negro. Lo de que sea puntual es para poder ignorar alegremente las fuerzas de marea y la inevitable espaguetificación, que resulta un poco desagradable. Pues bien, al ir cayendo obviamente su velocidad va en aumento y llegará un momento en que los efectos de la relatividad especial se tienen que hacer notar. Me refiero a que desde el punto de vista del observador el espacio y el tiempo se van acortando y tendiendo a cero. Desde ese punto de vista sí que podría parecer que se llega a una singularidad, y digo parece, porque no se puede saber si desapareces en una singularidad o en una hostia contra lo que quiera que detenga definitivamente la caída. O sea que este punto de vista tampoco es que ayude mucho. Pero no tiene que ser exactamente así, sino que el propio espacio tiempo se estira tanto el horizonte de sucesos (o dentro) que realmente se produce de alguna manera una indeterminación difícil de aclarar. Es como cuando se estudian los límites y nos encontramos una división entre dos infinitos. Depende de cómo lo calculemos nos podemos encontrar cualquier cosa. O incluso, como veremos en la próxima entrada (otra amenaza), el espacio tiempo se llega a estirar tanto que deje de existir en algún intervalo (sí, ya sé que seguramente esta expresión está mal usada).

Desde el punto de vista de un observador externo al agujero negro (suficientemente alejado, claro) ya se sabe que el tiempo que percibe de caída del objeto es aparentemente infinito (parece que nunca llega a cruzar el horizonte de sucesos), aparte de que la radiación que llega se ve cada vez más debilitada y con la longitud de onda más y más estirada hasta hacerse prácticamente invisible.

En segundo lugar para que un objeto que tenga masa no nula se acelere hasta llegar a la velocidad de la luz se le debe aportar una energía cada vez mayor cuanto más se acerque a esa velocidad. Esa energía tiene que venir del propio campo gravitatorio del agujero negro, mientras que la masa del objeto que cae aumenta cada vez más. Debería llegar un momento que la masa del objeto se haga comparable a la del agujero negro, e incluso se podría argüir que llegaría a hacer sentir sus efectos gravitatorios hacia el propio agujero negro. Entonces, ¿Quién devora a quien? Por cierto, también hay que considerar que la energía también “gravita” y si se transfiere del agujero negro al objeto que cae, ¿no se reduciría momentáneamente la masa del agujero, hasta que llegaran a entrar en contacto? Ummm.

Un segundo escenario es el de un objeto que no cae directamente sino describiendo una trayectoria circular, o más bien en espiral descendente. De nuevo al acercarse al agujero negro la velocidad tiene que aumentar hasta niveles relativistas y la percepción de espacio y tiempo se contrae. Ahora hay muchas consideraciones que nos pueden hacer perdernos. El espacio se contrae en el sentido del movimiento, con lo que parecería que la velocidad angular aumentaría y no la velocidad radial, que es perpendicular al movimiento. Pero todo esto es engañoso. El tiempo se contrae en igual medida, con lo que, como la velocidad es igual al cambio de posición angular por unidad de tiempo, la velocidad angular permanecería igual (los efectos se compensan) y sin embargo al acortarse el tiempo, el movimiento en espiral haría parecer que la velocidad en dirección radial es la que aumenta (hacia dentro, claro). Y eso sin tener en cuenta la fuerza de inercia que nos echaría hacia fuera.

Continuará...

lunes, 26 de mayo de 2014

De las matemáticas a la física absurda (1)


Después de intentar ahuyentar a los pocos que puedan leer esto (que sorprendentemente los hay) con un arma casi infalible, las matemáticas, ahora doy otro paso y entro en la inevitable especulación física imposible relacionada en cierto modo con la entrada anterior, en la que amenacé con aplicar lo dicho a los también inevitables agujeros negros.

Antes de nada quiero recomendar un libro para quienes estén de verdad interesados en este tema y quieran conocer lo que saben los que saben de este tema. El libro en cuestión es “Agujeros negros” de Jean Pierre Luminet. Para mí este libro es una auténtica joya para el ciudadano de a pie que esté interesado en astrofísica en general y en agujeros negros en particular. Una explicación sencilla, completa y clara, aunque hoy se haya profundizado más, porque el librito es de 1987.

Y de ahí a la especulación del ignorante (moi).

Partiré de los números complejos de los que dije que no encontraba una interpretación física. No es cierto. La verdad es que en la Relatividad restringida ya se puede encontrar que cuando Minkowski definió el espacio-tiempo como una sola cosa, indicó que las coordenadas espacio-temporales son (x, y, z, ict), siendo i la variable compleja. En segundo lugar, según he leído (en el libro mencionado precisamente, entre otras fuentes) cuando se cruza el horizonte de sucesos de un agujero negro las componentes de espacio y tiempo cambian su característica, es decir, las componentes espaciales solo pueden avanzar en una dirección inexorable (hacia la por mí odiada singularidad) pero la componente de tiempo se hace de tipo espacio, pudiendo movernos por ella con relativa libertad hacia un sentido u otro. No me pararé a discutir que eso no quiere decir que se pueda ir hacia atrás en el tiempo y evitar haber entrado en el agujero negro y otras disquisiciones por el estilo. La parte que me interesa es la del cambio de tipo de variable real a compleja, en relación con la interpretación de la entrada anterior.

Y aún hay más… Pero para otro día, que tengo que cocinarlo bien antes de expresarlo por escrito.

miércoles, 21 de mayo de 2014

Un poco de mates

Lo siento, público sufridor, hoy toca un poco de matemáticas. A quien no le gusten las matemáticas (nunca he entendido por qué) se puede saltar esta entrada porque no voy a llegar realmente a ninguna conclusión. Tampoco va a ser algo muy complicado, lo prometo. Tengo que hacer una introducción un poco larga antes de entrar en materia a fondo, por lo que pido algo de paciencia.

Consideremos la ecuación implícita de una elipse:




Con (x0,y0) como centro de la elipse y a,b como semiejes.

Recordaremos también que la ecuación de una hipérbola es:




Simplificaremos la ecuación de la elipse poniendo el centro en el origen de coordenadas, (x0,y0)=(0,0): 



el caso particular que a=b, al que podemos asignar el valor llamado r, o sea a=b=r: 

Tenemos una circunferencia centrada en el origen y de radio r. Fácil, ¿no?

El dominio de una función es el intervalo de x en el que la función tiene un valor real. En el caso de nuestra circunferencia el dominio serían los valores entre –r y r, porque si representamos la ecuación en forma explícita tendremos:



Y para los valores fuera de este intervalo lo que hay dentro de la raíz es un valor negativo y por tanto no hay una solución real.

Pero no todo son números reales en matemáticas. Para tratar con estos inconvenientes tenemos los números complejos (que no voy a pararme a explicar). Fuera del dominio de esta función, o sea, para |x|>r tendremos que en el plano complejo continúa nuestra función convirtiéndose en una hipérbola:

con |x|>r     (i: variable compleja)

o de forma implícita:

pero en el plano imaginario. Como es de suponer, el dominio de una hipérbola es justamente el contrario al de la circunferencia, o sea que existe en todo excepto -r<x<r.

Si consideramos la función en un espacio en el que x,y forman un plano real y hacemos un plano imaginario perpendicular x,i, tenemos una función que existe para todos los valores de x. Veámoslo, como siempre, con un dibujito: 

Todo esto también es válido para las ecuaciones sin las simplificaciones que hemos considerado, pero ¿quién quiere complicaciones que pueden hacer que nos perdamos?

Entremos ahora en una interpretación Física. Hace tiempo, considerando esto, al ver el típico diagrama de inmersión en el que se representa el espacio-tiempo como un tejido elástico deformado por la materia, me recordó la figura que he dibujado y le di vueltas a si podía aplicarse todo esto a la curvatura producida por la materia. Por ejemplo, en el interior de una masa esférica, por ejemplo una estrella o un planeta, la curvatura del espacio tiempo en el interior es diferente a la del exterior. Y yo pensé si podría estar todo reunido en una sola ecuación. Lo que significase que el espacio-tiempo tuviera una componente real y otra imaginaria no llegué a darle sentido físico, pero la idea me resultó atractiva. Para mi desgracia, al leer el libro que mencioné en una entrada anterior, “Un viaje por la gravedad y el espacio-tiempo” de John Wheeler, explicaba que en el exterior de la materia la geometría era parabólica, no hiperbólica como yo había pensado, lo que me volvió a dejar chafado una vez más.

Pero no me resisto a continuar en mis trece y busco como siempre dar una explicación alternativa a las cosas que me disgustan de la Física aceptada y probada. Y, ¿cómo no? Vuelvo a la carga con los agujeros negros.

jueves, 8 de mayo de 2014

Por fin


Hoy he visto por fin una explicación fácil a un tema al que aludí hace tiempo. En mi cuarta entrada de este blog tocaba el tema de cómo se vería el Universo desde el punto de vista de un fotón. Después de... ¿seis años? ¿ya? hoy he visto un video de Fraser Cain en Universe Today donde da una visión muy parecida a la que yo escribí aquí por aquellas fechas, sólo que mejor expresado.

domingo, 4 de mayo de 2014

Lo grande y lo pequeño

Como el frikazo que eres, capaz de entretenerse leyendo esto, sabrás ya que la Relatividad General (RG) se da de patadas con la Mecánica Cuántica (MC). Son probablemente las dos teorías más famosas, no por ello las más importantes, del siglo XX y con mucha vida en los principios del XXI. Yo las comparo con dos animales muy territoriales que defienden lo suyo hasta las últimas consecuencias y que hacen fallar a la otra teoría en los límites de su validez.

Mi punto de vista es que si las consideramos desde el punto de vista de la RG, el bosque no nos deja ver los árboles y desde la MC son los árboles los que no nos dejan ver el bosque. En principio yo consideré la posibilidad de que el mundo macroscópico fuera como una envolvente de las aportaciones microscópicas. En una de las ideas con las que me encontré estos días se las comparaba al mundo analógico y el mundo digital, simplificando mucho. Pero es mucho más complicado, como no podía ser de otra manera. Veámoslo con un dibujito:





Esta sería la forma de ver el Universo de una Teoría macroscópica (RG, EM…). Pero acercándonos mucho a observar podríamos ver esto:



Ya sé que realmente es simplificar demasiado el tema, pero creo que tiene algo de sentido. De esta manera nos han enseñado que se estableció el cálculo diferencial que gobernó la física clásica desde la época de Newton, Leibniz, etc. Pero yo creo que no solo es una herramienta de cálculo sino que tiene una causa física subyacente para muchos fenómenos físicos como explicaré algo más adelante. En el micromundo de la MC no hay transiciones continuas sino que los fenómenos se dan de manera discreta, por ejemplo los cambios de niveles orbitales de los electrones en el átomo. Pero acercándonos mucho más hasta llegar a escalas como la longitud de Planck la situación se complica:



Podría parecer que volveríamos a un subnivel analógico, por así decirlo, pero no lo es en realidad (si es que puedo usar esa palabra), sino que nos encontramos en terreno probabilístico. Tendremos que entrar más en detalle:



Hasta es posible que la separación en esta representación en horizontal también sea difusa.

El gran problema es que no podemos llegar a ver, medir, experimentar a estos niveles, no solo porque nuestra tecnología no está desarrollada, sino porque la característica fundamental del cosmos (o redundantemente, la naturaleza de la Naturaleza) es así. Y eso que prefiero no dar ahora mi opinión de la interpretación de Copenhague de la MC.

Volveré ahora a mi idea sobre las consecuencias de la relación tempestuosa entre RG Y MC. Se podría decir que el fruto de esta relación es el Universo que experimentamos. Y el vínculo más obvio que encuentro es la constancia de la velocidad de la luz que es el elemento clave de la RG (también del EM, por supuesto) y que puede tener su origen en la MC. Para ver en qué me baso, tenemos que volver a la longitud de Planck, y el tiempo de Planck. La relación entre estos dos elementos es, cómo no, la velocidad de la luz en el vacío, c. Ya sé que probablemente la inferencia de Planck de estos valores es en sentido contrario al que yo pretendo, pero creo que tiene bastante sentido considerarlo así. Pero parece que hablo en jeroglíficos y me tengo que parar un poco a explicarme.

Si no he entendido mal el asunto, parece ser que Planck buscaba un sistema de unidades que fuera fundamental para simplificar el estudio del mundo cuántico. Un ejemplo de este tipo de artimañas que usan los físicos es el de la velocidad de la luz al estudiar los efectos de la relatividad a altas velocidades y en otros temas donde trabajen con conos de luz y demás. En estos casos suelen poner c como unidad de velocidad, o sea, hacen c=1 y así en las ecuaciones pueden prescindir de poner c todo el rato. De esta forma buscó por análisis dimensional cómo combinar las constantes fundamentales (h: constante de Planck, G: constante gravitatoria y c: velocidad de la luz en el vacío), para obtener unidades de longitud y tiempo. El resultado obtenido resultó ser extremadamente pequeño y se piensa que por debajo de estas magnitudes no se puede considerar la física de manera clásica.

Por otro lado (el lado grande de las cosas) cualquier interacción macroscópica no puede ser nada más que local. De ahí surgió la noción de campo. Cualquier intercambio de energía de cualquier tipo en un momento determinado es únicamente propagado al espacio y tiempo inmediatamente vecino. Creo esa es la causa de que la velocidad de la luz sea la máxima posible, porque entre dos elementos mínimos de espacio, separados por la longitud de Planck no se puede propagar nada en menor tiempo que en el tiempo o instante mínimo posible, el tiempo de Planck. Entonces, ¿cuál es la velocidad máxima de propagación? Pues la relación entre longitud y tiempo de Planck, que no es otra que c.

Para verlo de manera fácil pondré un ejemplo tonto (como de costumbre). Imaginemos (simplificando demasiado, también como de costumbre) que el Universo está dividido en casillas de la longitud mínima (Lp) y que cada instante mínimo (Tp) observamos qué pasa. La propagación de cualquier interacción es como si cada “habitante” de las casillas hiciera la ola. La manera más rápida de hacerla sería que en cada instante se levantara uno de los elementos tras ver en el instante anterior que su vecino se ha levantado, porque el ser la interacción exclusivamente local, los “habitantes” no ven más allá de sus vecinos inmediatos.