Lo siento, público sufridor, hoy toca un poco de matemáticas. A quien no le gusten las matemáticas (nunca he entendido por qué) se puede saltar esta entrada porque no voy a llegar realmente a ninguna conclusión. Tampoco va a ser algo muy complicado, lo prometo. Tengo que hacer una introducción un poco larga antes de entrar en materia a fondo, por lo que pido algo de paciencia.
Consideremos la ecuación implícita de una elipse:
Con (x0,y0) como centro de la elipse y a,b como semiejes.
Recordaremos también que la ecuación de una hipérbola es:
Simplificaremos la ecuación de la elipse poniendo el centro en el origen de coordenadas, (x0,y0)=(0,0):
el caso particular que a=b, al que podemos asignar el valor llamado r, o sea a=b=r:
Tenemos una circunferencia centrada en el origen y de radio r. Fácil, ¿no?
El dominio de una función es el intervalo de x en el que la función tiene un valor real. En el caso de nuestra circunferencia el dominio serían los valores entre –r y r, porque si representamos la ecuación en forma explícita tendremos:
Y para los valores fuera de este intervalo lo que hay dentro de la raíz es un valor negativo y por tanto no hay una solución real.
Pero no todo son números reales en matemáticas. Para tratar con estos inconvenientes tenemos los números complejos (que no voy a pararme a explicar). Fuera del dominio de esta función, o sea, para |x|>r tendremos que en el plano complejo continúa nuestra función convirtiéndose en una hipérbola:
con |x|>r (i: variable compleja)
o de forma implícita:
Entremos ahora en una interpretación Física. Hace tiempo, considerando esto, al ver el típico diagrama de inmersión en el que se representa el espacio-tiempo como un tejido elástico deformado por la materia, me recordó la figura que he dibujado y le di vueltas a si podía aplicarse todo esto a la curvatura producida por la materia. Por ejemplo, en el interior de una masa esférica, por ejemplo una estrella o un planeta, la curvatura del espacio tiempo en el interior es diferente a la del exterior. Y yo pensé si podría estar todo reunido en una sola ecuación. Lo que significase que el espacio-tiempo tuviera una componente real y otra imaginaria no llegué a darle sentido físico, pero la idea me resultó atractiva. Para mi desgracia, al leer el libro que mencioné en una entrada anterior, “Un viaje por la gravedad y el espacio-tiempo” de John Wheeler, explicaba que en el exterior de la materia la geometría era parabólica, no hiperbólica como yo había pensado, lo que me volvió a dejar chafado una vez más.
Pero no me resisto a continuar en mis trece y busco como siempre dar una explicación alternativa a las cosas que me disgustan de la Física aceptada y probada. Y, ¿cómo no? Vuelvo a la carga con los agujeros negros.
Consideremos la ecuación implícita de una elipse:
Con (x0,y0) como centro de la elipse y a,b como semiejes.
Recordaremos también que la ecuación de una hipérbola es:
Simplificaremos la ecuación de la elipse poniendo el centro en el origen de coordenadas, (x0,y0)=(0,0):
el caso particular que a=b, al que podemos asignar el valor llamado r, o sea a=b=r:
Tenemos una circunferencia centrada en el origen y de radio r. Fácil, ¿no?
El dominio de una función es el intervalo de x en el que la función tiene un valor real. En el caso de nuestra circunferencia el dominio serían los valores entre –r y r, porque si representamos la ecuación en forma explícita tendremos:
Y para los valores fuera de este intervalo lo que hay dentro de la raíz es un valor negativo y por tanto no hay una solución real.
Pero no todo son números reales en matemáticas. Para tratar con estos inconvenientes tenemos los números complejos (que no voy a pararme a explicar). Fuera del dominio de esta función, o sea, para |x|>r tendremos que en el plano complejo continúa nuestra función convirtiéndose en una hipérbola:
con |x|>r (i: variable compleja)
o de forma implícita:
pero en el plano imaginario. Como es de suponer, el dominio de una hipérbola es justamente el contrario al de la circunferencia, o sea que existe en todo
excepto -r<x<r.
Si consideramos la función en un espacio en el que x,y forman un plano real y hacemos un plano imaginario perpendicular x,i, tenemos una función que existe para todos los valores de x. Veámoslo, como siempre, con un dibujito:
Todo esto también es válido para las ecuaciones sin las simplificaciones que hemos considerado, pero ¿quién quiere complicaciones que pueden hacer que nos perdamos?

Si consideramos la función en un espacio en el que x,y forman un plano real y hacemos un plano imaginario perpendicular x,i, tenemos una función que existe para todos los valores de x. Veámoslo, como siempre, con un dibujito:
Entremos ahora en una interpretación Física. Hace tiempo, considerando esto, al ver el típico diagrama de inmersión en el que se representa el espacio-tiempo como un tejido elástico deformado por la materia, me recordó la figura que he dibujado y le di vueltas a si podía aplicarse todo esto a la curvatura producida por la materia. Por ejemplo, en el interior de una masa esférica, por ejemplo una estrella o un planeta, la curvatura del espacio tiempo en el interior es diferente a la del exterior. Y yo pensé si podría estar todo reunido en una sola ecuación. Lo que significase que el espacio-tiempo tuviera una componente real y otra imaginaria no llegué a darle sentido físico, pero la idea me resultó atractiva. Para mi desgracia, al leer el libro que mencioné en una entrada anterior, “Un viaje por la gravedad y el espacio-tiempo” de John Wheeler, explicaba que en el exterior de la materia la geometría era parabólica, no hiperbólica como yo había pensado, lo que me volvió a dejar chafado una vez más.
Pero no me resisto a continuar en mis trece y busco como siempre dar una explicación alternativa a las cosas que me disgustan de la Física aceptada y probada. Y, ¿cómo no? Vuelvo a la carga con los agujeros negros.
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