miércoles, 7 de noviembre de 2018

Dos pájaros de un tiro
Two Birds in a Wire



Como ya he dejado claro en otras ocasiones, hay algunas ideas ampliamente aceptadas que a mí me cuesta digerir. Una de ellas es la aceptación, a falta de otra explicación mejor, de la aparición en la física de infinitos, como las singularidades dentro del horizonte de sucesos de un agujero negro*. Otra es, en el extremo opuesto, la interpretación de Copenhague de la Mecánica Cuántica. Y se me ha ocurrido que podría utilizar sus argumentos para enfrentar una con la otra para deshacerme al menos de la perdedora de la confrontación.

No quiero entrar en muchos detalles sobre la interpretación de Copenhague, más que nada porque seguro que meto la pata, pero lo que sostiene a grandes rasgos es que el hecho de que en el mundo cuántico no sea posible determinar a la vez algunas magnitudes físicas, como el típico ejemplo de la posición y el momento de una partícula subatómica, se debe interpretar como que realmente hay una deslocalización de las partículas y no una serie de variables ocultas que nos permitan volver al redil de la cordura determinista. Para abreviar peligrosamente, podríamos decir que lo que esta interpretación de la realidad dice es que si algo no puede ser medido, es que no tiene una existencia definida.

Así que a mí se me ocurrió que en el interior del horizonte de sucesos (HS) de un agujero negro, aplicando esta misma interpretación, aunque podría llegar a ser posible la medición de sus propiedades, dado que no se pueden comunicar los resultados al exterior, para los que nos quedamos fuera, podríamos interpretar que en el interior del HS no se puede deducir la existencia de una singularidad ni nada semejante. Realmente podríamos decir que dentro hay una región deslocalizada donde toda su geometría estaría dispersa, no existiendo ningún punto concreto, sino que cualquier materia, energía, etc., estaría en todas partes, con una nube de probabilidad similar a la que rige en la Mecánica Cuántica.

Por último, se podría analizar la situación desde el punto de vista de observadores que permanezcan cabalmente alejados de un agujero negro y la que experimentaría un observador que entra en el HS para confrontar el asunto de la medida, pero ese tema ya se trató en entradas anteriores, desde Un poco de mates hasta De las matemáticas a la física absurda (1, 2, y, 3), donde conviene leer las cuatro entradas para tener una visión completa de mis puntos de vista, aunque es en la última en la que se hace una reflexión sobre este tema particular.
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*En realidad a los físicos tampoco les ha gustado nunca esta situación y, desde el principio de la aparición de estas desagradables anomalías, han intentado buscar una manera de deshacerse de ellas de una manera honrosa, pero al final la mayoría han tenido que aceptar estoicamente la evidencia a la que les llevan los datos experimentales. Todo esto es muy loable pero yo creo que tiene que haber un resquicio que permita una reinterpretación de los datos que nos saquen de estos callejones sin salida.
As I have already stated in other occasions, there are some widely accepted ideas that I find hard to digest. One of them is the acceptance of, lacking another better explanation, the appearance of infinites in Physics, like the singularities inside the event horizon in a black hole*. Another one is, on the other hand, the Copenhagen interpretation of Quantum Mechanics. And it has occurred to me that I might use their arguments to face one another and get rid at least of the losing one in the confrontation.

I don’t want to enter in many details about the Copenhagen interpretation, mainly because surely I screw it up, but what it says in outline is that, given the fact that in the quantum world it is not possible to determine simultaneously pairs of physical magnitudes, like in the typical example of the position and the moment of a subatomic particle, it is necessary to interpret it as a delocalization of the particles and not the existence of a series of hidden variables that allow us to return to the deterministic sanity. To be dangerously brief, we might say that what this interpretation of reality says is that if something cannot be measured, it does not have a definite existence.

So it occurred to me that inside the event horizon (EH) in a black hole, applying the same interpretation, though there might still be possible to measure its properties, given that the results cannot be communicated to the outside, for those of us who remain out, we might interpret that inside the EH it is possible to deduce neither the existence of a singularity nor anything of the likes. We might really say that inside there is a de-localized region where all its geometry would be scattered, not existing any concrete point, any matter, energy, etc., it would be everywhere, with a probability cloud similar to the one applied in Quantum Mechanics.

Finally, the situation could be analyzed from the point of view of observers who stay completely away from a black hole and what would be experienced by an observer who enters the EH to confront the issue of the measurements, but that subject was already treated in previous posts, from A bit of maths to From maths to absurd physics (1, 2, and, 3), where it is convenient to read the four entries to have a complete view of my points of view, although it is in the last one in which a reflection is made on this particular topic.
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*Actually physicists have never liked this situation either, and since the beginning of the appearance of these unpleasant anomalies, they have tried to find a way to get rid of them in an honorable way, but in the end most have had to stoically accept the evidence to which the experimental data takes them. All this is very commendable but I think there has to be a loophole that allows a reinterpretation of the data that will take us out of these dead ends.

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