Como vengo diciendo últimamente, creo que demasiado, no me gustan los infinitos en Física. ¿Por qué? No sé, pero soy tan cabezón como los físicos clásicos, anteriores al siglo XX o de principios del mismo. No es que diga que el Universo sea de una forma o de otra, no tengo ni conocimiento ni autoridad para ello, pero parafraseando a un grande de la Física, Arthur Eddington, probablemente en uno de los momentos más desafortunados de su trayectoria (si no el que más), el Universo no puede comportarse de manera tan absurda. Y sí, estoy reconociendo que este punto de vista es realmente absurdo, pero lo tengo dentro y tengo que sacarlo.
Sé que, en el fondo, la mayoría de los que nos molestamos alguna vez en pensar sobre estos temas tendemos a buscar alguna forma de escapatoria a las singularidades. Pero siempre aparecen los que saben y nos dan pruebas irrefutables para indicar que estamos equivocados y lo peor en mi caso es que la mayor parte de las veces no entiendo casi nada de la explicación y me tengo que acabar acostumbrando a la idea de que ellos tienen razón, y punto.
Bueno, como entrada ya he aburrido bastante y ya me he quitado un buen porcentaje de críticos, que se habrán marchado. Así que entraré al tema en sí.
La parte más molesta que hay en la descripción de los agujeros negros es la de la singularidad central. Pero según demostró Roger Penrose, una vez que se forma un horizonte de sucesos la formación de la singularidad es obligatoria porque no puede existir nada que contrarreste la gravedad. Sin embargo se escucha muy frecuentemente que la Relatividad General falla cuando llegamos a escalas cuánticas. Mi idea sobre cómo sortear este problema es casi seguro una tontería, pero el otro día me dio por pensar en ello y no me pareció tan mala idea (desde el punto de vista de un ignorante, claro). La posible solución se me apareció pensando en la libertad asintótica que hay en la cromodinámica cuántica. Para el que no sepa de qué va el tema lo mejor es que busque información en sitios fiables, sin embargo intentaré dar una pequeña pincelada sobre el tema (llena de errores e inexactitudes, por supuesto). La libertad asintótica se refiere a grandes rasgos a que la fuerza atractiva en el núcleo de los átomos (fuerza nuclear fuerte) y dentro de las propias partículas nucleares se hace cada vez menor cuanto menor es la distancia que las separa. Con esto se consigue explicar por qué no se colapsan dichas partículas cuando la única fuerza que las gobierna es atractiva. Y se me ocurrió que podría haber un mecanismo parecido respecto a la gravedad, otra fuerza únicamente atractiva (aunque de eso también tendría algo que decir, pero en otro momento). De esta manera, si llegados a una escala cuántica la fuerza gravitatoria encuentra un mecanismo de este estilo, podríamos evitar las odiadas (por mí) singularidades.
Y ¿por qué no se han observado estos efectos en otras escalas? Bueno, supongo que porque las interacciones de otras fuerzas, por ejemplo la repulsión electromagnética, no nos dejan verlo. Hay que recordar que la fuerza electromagnética es tremendamente más poderosa que la gravedad y necesitamos mucha, mucha, mucha acumulación de materia-energía para que los efectos gravitatorios se muestren claramente, sobrepasando las otras fuerzas.
Sé que, en el fondo, la mayoría de los que nos molestamos alguna vez en pensar sobre estos temas tendemos a buscar alguna forma de escapatoria a las singularidades. Pero siempre aparecen los que saben y nos dan pruebas irrefutables para indicar que estamos equivocados y lo peor en mi caso es que la mayor parte de las veces no entiendo casi nada de la explicación y me tengo que acabar acostumbrando a la idea de que ellos tienen razón, y punto.
Bueno, como entrada ya he aburrido bastante y ya me he quitado un buen porcentaje de críticos, que se habrán marchado. Así que entraré al tema en sí.
La parte más molesta que hay en la descripción de los agujeros negros es la de la singularidad central. Pero según demostró Roger Penrose, una vez que se forma un horizonte de sucesos la formación de la singularidad es obligatoria porque no puede existir nada que contrarreste la gravedad. Sin embargo se escucha muy frecuentemente que la Relatividad General falla cuando llegamos a escalas cuánticas. Mi idea sobre cómo sortear este problema es casi seguro una tontería, pero el otro día me dio por pensar en ello y no me pareció tan mala idea (desde el punto de vista de un ignorante, claro). La posible solución se me apareció pensando en la libertad asintótica que hay en la cromodinámica cuántica. Para el que no sepa de qué va el tema lo mejor es que busque información en sitios fiables, sin embargo intentaré dar una pequeña pincelada sobre el tema (llena de errores e inexactitudes, por supuesto). La libertad asintótica se refiere a grandes rasgos a que la fuerza atractiva en el núcleo de los átomos (fuerza nuclear fuerte) y dentro de las propias partículas nucleares se hace cada vez menor cuanto menor es la distancia que las separa. Con esto se consigue explicar por qué no se colapsan dichas partículas cuando la única fuerza que las gobierna es atractiva. Y se me ocurrió que podría haber un mecanismo parecido respecto a la gravedad, otra fuerza únicamente atractiva (aunque de eso también tendría algo que decir, pero en otro momento). De esta manera, si llegados a una escala cuántica la fuerza gravitatoria encuentra un mecanismo de este estilo, podríamos evitar las odiadas (por mí) singularidades.
Y ¿por qué no se han observado estos efectos en otras escalas? Bueno, supongo que porque las interacciones de otras fuerzas, por ejemplo la repulsión electromagnética, no nos dejan verlo. Hay que recordar que la fuerza electromagnética es tremendamente más poderosa que la gravedad y necesitamos mucha, mucha, mucha acumulación de materia-energía para que los efectos gravitatorios se muestren claramente, sobrepasando las otras fuerzas.
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